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la madre y la hija parte 1

 
Post #1


la madre y la hija parte 1La historia que os voy a contar me sucedió hace tiempo, pero cómo dió la casualidad que el otro día me tropezé con una de las chicas, me hizó recordarla. Era el año 1992, y en aquella épòca, con 25 años, estaba trabajando en una empresa de aluminios; mi jefe me mandó para hacer el cerramiento de una terraza en un pueblo a casi 100 kms de la capital, y recogí los materiales y fui para allá. Al llegar al pueblo, pregunté por la dirección, y tras un cuarto de hora, llegué al sitio indicado. Era una casa unifamiliar de 2 plantas y por el aspecto, bastante grande. LLamé al portero automático, dijé quien era y me abrieron. Entré, esperé un rato, y enseguida bajó una señora, que calculé tendría sobre los 40, se acercó hacia mi y con una voz muy dulce, dijó:- Vienes por lo del cerramiento, ¿no?- me preguntó.- Sí,- le respondí,y ella me contestó: - Me llamó María José, pero puedes llamarme Pepa o Pepi, cómo gustes; yo le dijé que me llamaba Francisco Javier, pero que todo el mundo me llamaba Javier o Javi.Ella me dijó que la siguiera hacia las escaleras, para llegar a donde tenía que hacer el trabajo. Mientras subíamos, no pudé evitar mirarla. Teniá un buen cuerpo para su edad, llevaba una blusa blanca que transparentaba un sujetador negro, una falda que apretaba un culo muy firme, y que llegaba hasta la mitad de unos muslos muy firmes también. Era muy guapa de cara, y tenía una media melena de color rubio que enmarcaba todo su rostro.LLegamos a la terraza, miré el espacio y al preguntarme ella cuanto tardaría, le comenté que debido al tamaño, 2 días, ya que estabamos ya en verano y nuestra empresa tenía jornada intensiva hasta las tres, a lo que ella no pusó pegas, tan sólo me comentó una cosa:- Intenta no hacer mucho ruido, es que mi hija se ha tirado hasta las tantas estudiando y quiero que descanse- me dijó, y yo le comenté que sin problemas.Cuando llevaba sobre unas dos horas de trabajo, Pepa se dirigió hacia la terraza, y me comentó:- Javier, me ha salido un asunto urgente, y tengo que irme, pero ya le he dicho a mi hija Andrea, que si necesitas algo, sólo tienes que pedirlo, te dejó con tu tarea.- De acuerdo, le respondí- y seguí con lo mío. Al cabo de unos 15 minutos, una voz dulce me habló:- Buenos días- habló, y al girarme para contestarle, me encontré con una joven de unos veintitantos con la cara de haberse levantado hace poco, con un pelo corto de color castaño y un cuerpo delgado, que tapaba una camiseta que iba desde los hombros hasta el inicio de sus piernas.- ¿Tú eres Javier, no?, yo soy Andrea- dijó ella, y yo acerqué mi mano para saludarla, cosa que ella hizó también. Después de saludarnos, me dejó para ir a desayunar, y al girarse y caminar, pudé ver que por detrás asomaba una braguita color rojo, que tapaba un culito muy firme. Yo seguí con mi tarea, colocando el armazón exterior y sujetándolo bien; ya eran casi las 1 de la tarde, y hacía un sol de justicia, cuando ví venir a Andrea, que llevaba un pantalón corto rojo y un top blanco que le llegaba al ombligo, y llevando algo en la mano, se acercó hacía mí , y me dijó:- Toma, te he traído una botella de agua fría, que hace mucha calor-. me acercó la botella y yo se lo agradecí, mientras miraba que realmente era muy guapa, tenía unas piernas firmes y depiladas, el pantalón apretaba un culito tentador, y el top parecía ocultar unos pechos medianos. Ella se sentó en un sillón del salón, mientras yo seguía a lo mío, pero una de las veces que me giré para coger los tornillos, noté cómo ella me estaba mirando fijamente y apartó la mirada enseguida en cuanto la miré, intentado disimular.Al cabo del rato, llegó Pepa, y Andrea se marchó del salón; ya eran casi las dos y le comenté a Pepa, que terminaría mañana el cerramiento. Ella me dijó que sin problemas, y cuando estaba dejandolo todo preparado para mañana, ella fue a la cocina, regresó y llegando hacía mí, dijó:- Anda, tómate una cervecita conmigo, hombre, que te lo has currado mucho. Yo le dijé que no hacía falta, pero ella insistió y total, ya había terminado y no tenía prisa, acepté, nos pusimos a charlar y hablamos de nuestras vidas, y entre una cosa y otra, ya llevabamos tres cervezas. Pepa me habló de que estaba divorciada de su marido que le había puesto los cuernos con una de sus empleadas, pero que le había sacado una buena pensión, lo que le hacía no tener que trabajar, y preocuparse unícamente de su hija. Yo le comenté que para la edad que tenía estaba muy bien, a lo que ella respondió:- Oye, pero cuantos crees que tengo- me dijó, y yo intentado suavizar el ambiente, le dijé que unos 40, ya que al tener una hija ya casi de veintitantos, eso me parecía.- Que ojo, tienes, tengo 42- susurró ella, y me habló de que se casó con 19 años muy enamorada, y enseguida tuvieron a Andrea, que en ese momento tenía 21 años. Seguimos charlando, ella me preguntó sobre mí ( le dijé que tenía 25, que vívia con mi madre, y que estaba soltero), a lo que ella me interrumpió para decirme:- Pues estás muy bien, Javier- dijó, mientras me miraba fijamente, a lo cual respondí:- Pues tu ex tiene que ser tonto del culo, para dejar escapar un dulce así.Pepa se sonrojó un poco, lo cual me hizó fijarme en que realmente era muy guapa; se arrimó un poco hacía mi, lo que me hizó oler el perfume que llevaba, que todavía la hacía más atractiva. Se desabrochó dos botones de la blusa, por la que asomó un escote que escondía lo que parecían ser unos pechos grandes. Su voz era cada vezz más atrayente, mientras se pegaba más a mí. En un momento dado, su mano se deslizó hacia mi camiseta, y empezó a meter su mano debajo para acariciar mi pecho. Quizás fuera el calor o las cervezas, pero al instante mi mano estaba en sus pechos, mientras nuestras lenguas se fundían en un beso apasionado y salvaje, mientras que su mano iba bajando más hasta llegar a mi entrepierna, que ya estaba intentado ocultar algo inevitable. Ella bajó la cremallera del pantalón, y al meter la mano en el bulto, se separó y me dijó:- Joder, javier, no te creas que soy una fácil, pero es que me has puesto a cien, estoy cómo loca por ver lo que tienes ahí-, mientras que ya le había quitado la blusa y el sostén, dejando al aireunos senos grandes y no muy caídos, que comenzé a chupar cómo si fuera un bébe. Pepa desabrochó el botón y bajandomé el pantalón, dejó al aire toda mi polla que ya estaba erecta a más no poder.- Madre mía, pero que pedazo de rabo, y tienes los cojones sin ningún pelo- exclamó con asombro, mientras no paraba de toquetearlo y mirarlo (hace tiempo tuve una infección en los testículos y desde entonces, siempre los llevo depilados) con una cara de lujuria increíble. Pepa agachó su cabeza y empezó a lamerme y comerme los cojones y la polla, mientras mi mano se había abierto paso entre su falda y ya estaba tocando un coño con algo de pelo y totalmente mojado que pedía a gritos que lo follaran. Su boca iba tragando más y más carne, llenando mi pene de su saliv cada vez más, a la par que mi mano le frotaba su clitorís, y cuando ya estaba a punto de quitarle la poca ropa que le quedaba para darle lo que quería de verdad, se oyó una voz que decía:- Máma, hoy no se come o què?- preguntó Andrea, acercándose al salón. Pepa se levantó rápidamente, recogió la blusa y el sostén, y corrió hacia la cocina, mientras que yo me abrochaba el pantalón y arreglandomé el pelo, fui hacia la terraza para disimular. Cuando Andrea entró en la cocina, salí de allí y le dijé a las dos que volvería mañana para terminar.Volví al día siguiente, llamé al portero, pero hasta que no pasaron más de cinco minutos, no me abrieron, subí las escaleras y al final de ellas, estaba Andrea esperandome, la cuál me dijo:- perdona, pero ya no me acordaba que tenías que venir, es que mi madre tuvó que salir ayer hasta el pueblo donde vive mi padre y ha tenido que hacer noche allí, ya que se le ha roto el coche.- No pasa nada, ya está casi todo hecho, sólo me queda rematar- le respondí, y al pasr al lado de ella, su camisón se enganchó en la caja de herramientas, lo que motivó que viera que sólo llevaba una braguita blanca con dibujos, y unos deliciosos pechos entre pequeños y medianos. Ella se tapó cómo pudo y alzando un poco la voz, dijó:- no mires, por favor- y cogiendo el camisón, se marchó por la escalera hacia la segunda planta. Yo me pusé a la tarea, terminé de colocar las cristaleras del cerramaiento, sellé todas las juntas, y cuando fuí hacia la cocina para coger una escoba para barrer los restos, oí unos ruidos que me resultaban familiares; me acerqué con cuidado, miré por la puerta, que estaba medio entornada y la imagen que ví hizó que mi pene se pusiera como una roca: era Andrea, totalmente desnuda, magreándose los pechos cómo una loca, mientras que sus pies sujetaban un calabacín que entraba y salía de su coño a una velocidad increíble. Sus gritos eran cada vez más fuertes, mientras que yo no podía parar de mirar, hasta que un grito desbordado explotó de su boca, lo cuál supusé que era el orgasmo que había tenido. Mientras ella se derrrumbó sobre el suelo y el calabacín salió de su coño, sin hacer ruido, me volví hacia la terraza, terminé de comprobar que estaba todo bien, y recoger ls herramientas, (lo que me llevó cerca de una hora) y me pusé a redactar la factura, ya que miré el reloj y eran casi la una de la tarde. En esto llegó Andrea que llevaba una camiseta de tirantes blanca, y un short azul, que me dijó:- Anda, pues si que ha quedado bien- comentó en voz alta. Yo le agradecí el detalle, y le dijé que si tenía el dinero de la factura, a lo que ella contestó:- Es que mi madre, con las prisas de salir ayer, no me dejó nada; pero espera que llamó a casa de mi padre y averiguó si va a tardar mucho; después de unos dos minutos, Andrea volvió y me dijó que su madre tardaría sobre una hora, ya que no le habían terminado de arreglar el coche hasta hace un momento, y me dijó también que podía llamar a la empresa para explicarlo; llamé y mi jefe me dijó que cómo era viernes, que la esperara hasta cobrar, quél me esperaba en la empresa. Andrea y yo nos liamos a charlar de nosotros ( ella me explicó que estudiaba Diseño Gráfico, que tenía un rollete, pero que no era muy serio, y que salía todos los sábados y domingos con una pandilla de amigas del pueblo; yo, por mi parte, le dijé que llevaba trabajando dos años en la empresa, que había roto con una chica con la que llevaba 6 meses y que ahora mismo no tenía nada de amoríos). Ella quisó saber cómo funcionaba el cerramiento, así que se acercó a una de las cristaleras, y mientras yo me ponía detrás de ella, le dijé:- Para bajar la persiana, tiras de esta cuerda y para abrir el cristal, tiras de esta manija, mientras haces este giro- le expliqué, mientras mi entre pierna estaba pegada a su short, y creciendo por momentos. Yo lo noté e intenté apartarme, pero mi sorpresa fue que Andrea no me dejó, al revés, quería que me apretara más contra ella, y mirándome con una sonrisa pícara y susurrandomé al oído, me dijó: - Vaya, vaya, así que esto es lo que mi madre tenía en la boca ayer-, dejandomé sorprendido y sin reacción, momento que aprovechó ella para meter su mano debajo de mi camiseta, y empezar a magrearme el torso.- Sí, lo ví todo, y no veas el calentón que pillé, me tuvé que tocar y todo- decía, mientras su mano izquierda ya estaba tocando mi paquete, que estaba duro que no veas, y mientras me quitaba la camiseta, no paraba de insistir en que quería que se la enseñara. Ella se apartó de mí, y se quitó la camiseta, dejando al descubierto esos pechos bonitos que tenía; yo me quité las botas y el pantalón, y pude ver la cara de asombro de Andrea al ver cómo estaba mi verga; sin decir nada, se pusó en cuclillas y su boca y su lengua empezaron a recorrer toda la longitud de ese miembro que ella no paraba de mojar con su saliva. Después de un rato así, empezó a introducirse mi polla en su boca, primero despacio, pero luego con una voracidad increíble, cómo si deseara que ese trozo de carne entrara entero. Yo ya estaba a cien, así que separándola de esa mamada bestial, le dijé:- Ahora voy a terminar con la hija lo que no pudé con la madre.Cogiéndola en razos, la llevé a una tumbona que había en la terraza, bajé las persianas dejando un hueco para que entrara luz, y al girarme, Andrea estaba abierta de piernas, tocando con su mano un precioso coñito todo afeitado y de un precioso color rosaceo. Me agaché y empece a lamer ese tesoro, lo que hizó que ella empezara a gemir, hasta que ya no pudó más y gritando, exclamó:- Follamé ya, no aguantó más, venga, metemé ese pollón ya de una vez, quiero sentirlo dentro.Dicho y hecho, le empecé a meter mi polla en ese coñito, primero suavemente y después sin comtemplaciones, hasta el punto que temía hacerle daño de lo fuerte que iba, pero no, ella no protestaba, sólo gritaba y gritaba pidiendo más. Cambiamos de posición, yo me tumbé en la tumbona, casi al filo con los pies en el suelo, y ella poniendose encima mío, fue poco a poco introduciendo todo mi miembro en su vagina, y empezó a subir y bajar freneticamente, hasta que alcanzó el primer orgasmo, momento que aproveché para cogerle de las piernas, y tras tumbar su espalda contra mi pecho, empecé a darle unas furiosas embestidas en su coño, hasta que ella reventó en otro orgasmo bestial. Sin darle tiempo a reaccionar, la pusé a cuatro patas sobre el suelo, y esta vez sí, con todo lo mojado que lo tenía, mi polla entrab hasta casi rozar mis cojones con su vulva. Ella no paraba de gritar y gemir, hasta que una de las veces, pudó articular unas palabras:- Por favor, Javier, sigue así, fóllame así, pero no te corras dentro-. No te preocupes - le dijé-, mientras mis manos estaban aferradas a sus senos, y mi pene no podía por más que seguir follando ese coño que lo tenía cómo hipnotizado. Ya no podía aguantar más, y separándome de Andrea, me pusé de pie y ella se sentó en el filo de la tumbona, y cogiendo mi pene con sus dos manos, mi iró fijamente y me dijó:- Sé lo que quieres, pero no me importa, quiero sentir cómo es eso - y sin decir nada más, empezó a mamarme otra vez la verga, pero esta vez con furia y ansía, hasta que esta no aguantó más.Justo en el momento en que Andrea se la había sacado de la boca, mi pene explotó como nunca, los chorros de semen empaparon toda la cara y los pechos de Andrea poniéndola perdida, pero ella estaba cómo encantada, es más, cuando terminé de echarlo todo, cogíó mi polla y con su lengua, se dedicó a dejarmela limpia, mientras yo veía esa carita tan guapa llena de esperma por todos lados, pero notando que ella estaba disfrutando del momento; cuando terminó con mi pene, que ya se estaba ablandadndo, se retiró hacia la cocina, volviendo después de haberse limpiado todo el semen de su cuerpo, y trayendo un cigarillo que nos fumamos a medias, mientras ella se pusó al lado mío y medijó:- Dios, ha sido el mejor polvo de mi vida, me has dejado muerta.- y nunca he encontrado una chica que goce cómo tú del sexo, Andrea- le dijé, mientras la miraba fijamente, y la atraía hacia mí para darle un beso en esos labios maravillosos, cuando de repente se oyó el ruido de la puerta. - Mi madre - exclamó Andrea, mientras salió corriendo desnuda y sólo con las zapatillas que había llevado todo el rato. Yo me vestí todo lo rápido que pudé, intentado arreglarme un poco, y mientras volvía a subir las persianas, apareció Pepa, que me dijó con voz lastimosa:- perdona por el retraso, pero ya estoy aquí, veo que ha quedado todo estupendamente, voy a pagarte. le dí la factura, ella me extendió un cheque por el importe de la factura, y cuando salíamos al salón, vió la camiseta y el short de su hija tirados en el suelo, por lo que Pepa se extrañó, para a continuación exclamar: - Esta hija, que desastre siempre, mira que le tengo dicho que recoja bien la ropa del tendedero. Espero que al menos, te haya tratado bien durante la espera.- le puedo asegurar, Pepa, que nadie me ha tratado tan bien cómo su hija, crealó- le dije.Lo había recogido todo, y mientras ibamos por el salón, noté cómo Pepa deslizaba algo en mi bolsillo, justo un instante antes de que apareciera Andrea, ya con otra ropa, e inssitiendo a su madre que ella me acompañaba hasta la puerta, bajamos las escaleras y antes de que la abriera, le cogí una de sus nalgas y le dijé:-¿Sabes?, ví lo que hacías en la cocina antes de follar.-¿Pues sabes tú otra?, que de reojo sabía que me mirabas - dijó, antes de darme un beso en los labios. Salí de la casa, guardé las herramientas en la furgoneta, y antes de montarme, saqué el papel del bolsillo, en el cuál ponía: "llamamé, ha quedado una cosa pendiente".Presiento que no sería la última vez que vería a esa madre y a esa hijaCONTINUARÁ.......
06-01-2021, at 05:30 PM
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