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La Jefa

 
Post #1


La JefaLlevo trabajando en la misma empresa más de veinte años y por mi lado han pasado multitud de compañeros, gente a mi cargo y jefes. Por supuesto nunca he tenido nada contra las mujeres, pero lo cierto es que hasta el momento de esta historia que les cuento, nunca había tenido una Jefa.Así ocurrió hasta el día que llegó ella. Nuestro antiguo jefe se había jubilado y todos esperábamos con naturalidad su sucesor. Pero no fue sucesor, sino sucesora. Y todos lo acogimos con normalidad. Ella se presentó el día que tomó posesión de su cargo. Sara era su nombre y sin mayor asunto, nos pusimos cada uno con nuestros deberes, como tenía que ser.Era una mujer de las que se puede decir que no deslumbraba por su belleza sino por su atractivo. Yo, la veía desde una posición más bien inalcanzable y de hecho, sólo me conformaba con mirarla lo que ella se dejaba ver. Eso sí, tenía unas piernas de infarto y ella lo sabía perfectamente, pues las lucía en numerosas ocasiones con faldas cortas y zapatos de tacón, que estilizaban sus robustas y preciosas pantorrillas.La cuestión es que debido a mi trabajo, yo tenía que interactuar bastantes veces con ella. Ella era muy trabajadora y a la vez exigente en el trabajo, pero eso nunca ha sido un problema para mí, porque yo también soy muy trabajador y exigente conmigo mismo. El trato era fluido y amigable y yo muchas veces me hacía la fantasía en mi cabeza que tal vez yo le gustara. Pero realmente ella era una persona muy amable, simpática con todos los demás. Así que eso sólo quedaba en mi cabeza como una ilusión que sabía que nunca se iba a cumplir.Nuestra relación a veces se alargaba fuera del trabajo, pero sólo duraba lo que duraba el camino de llegar cada uno a nuestro coche y alguna vez, muy puntual una cerveza con los demás compañeros en el bar de la esquina. Pero un día, que el trabajo se alargó hasta la noche fuimos de camino como ocurría en algunas ocasiones en busca de nuestro vehículo. Llegó el momento en el que nuestros caminos se separaban y cuando nos íbamos a despedir ella me dijo:-Voy a hacer algo que tenía ganas de hacer desde hace tiempo.Y se acercó a mí y me besó en la boca.El beso duró unos pocos segundos que a mí me parecieron muy muy cortos, claro está.Acto seguido, ella siguió su camino y yo, viendo como se alejaba y en estado de shock, me fui a por mi coche.Los días siguientes en el trabajo fueron normales y nada de mensajes por el móvil con cuestiones ajenas al trabajo, pero el trato de ella hacia mí ahora sí que lo notaba un poco más agradable de lo normal. Mi trato hacia ella también se tornó un poco más favoritista. Ambos estábamos casados, así que sabiendo lo que sabíamos actuábamos con toda normalidad. Lo único que se hacía un poco fuera de lo normal era una caricia sutilmente más especial cuando tocaba o un beso y un abrazo un poco más apretado de lo normal. No queríamos levantar sospechas, pero ya estaba todo consumado.Un día, cuando se dio la oportunidad, sin buscarla, como ocurrió en la ocasión del beso. Nos quedamos solos los dos por un instante en la oficina. Ella me dijo:- ¿Tienes algo que hacer esta tarde? Estoy sola en casa, mi marido se fue de viaje de trabajo.Yo, estaba loco por aceptar, pero no podía ausentarme demasiado tiempo. Mi mujer no tardaría en echarme de menos. Y así se lo hice saber. Ella me aceptó comprensiva la respuesta y dijo:- Bueno, para otro momento será. Te avisé con muy poco tiempo. Lo siento.- No pasa nada, en realidad estoy loco por estar un rato a solas contigo... - dije yo mirándola profundamente.Ella sonrió con una mirada cómplice y me dijo:- Ya tendremos nuestra oportunidad.Esta se nos escapóPasados unos meses, seguíamos más o menos igual. Hasta que otro día me dijo delante de todos:- La semana que viene va a ser muy dura, nos espera mucho trabajo, así que hablad con vuestras familias que vais a estar menos tiempo en casa. Todos suspiraron con un poco de malestar, pero sin mal rollo, y ella me miró a mí y me guiñó. Efectivamente la semana siguiente fue dura de trabajo, pero el jueves ya habíamos acabado todo y pudimos salir incluso más temprano. Nos fuimos todos muy contentos a tomarnos unas cervezas y a celebrarlo hasta que todos se fueron y nos quedamos los dos haciendo como que nos íbamos a buscar nuestros coches- ¿Dónde aparcaste? - Le pregunté - Por allí - contestó ella - Pues vamos, yo también aparqué en aquella direcciónMi coche estaba justo al contrario, pero me fui con ella. Estábamos bastante alegres pues nos habíamos tomado 3 ó 4 cervezas y no tardamos en cruzar nuestras manos y en acariciarnos disimuladamente, pues estábamos en la calle.Ella me dijo:- Esta vez sí te vienes ¿verdad?- Claro, ya lo estaba esperando desde la semana pasada - le contesté yo.Mi mujer sabía que yo llegaría tarde como todos los anteriores días de la semana y su marido estaba ausente.Ella lo había planeado todo a la perfección. En realidad no tuvimos tanto trabajo durante la semana sino que ella había planeado la situación para que se nos quedara la tarde libre.Llegamos a su casa. Era enorme. Se notaba que vivían bien. Una vivienda unifamiliar a las afueras con una entrada trasera para el coche. Así, nadie nos vio como entrábamos los dos juntos en la casa. Tal como salimos del coche empezamos a besarnos como locos y a quitarnos la ropa. Yo no llevaba nada especial, pero ella tenía bajo el vestido un liguero y medias negras muy finas, de las que me gustan a mí pero que mi mujer no se pone nunca. Su braguita brasileña era muy muy fina y estaba ya muy húmeda cuando yo la rocé con mis dedos. Estaba rasuradita al cien por cien, otra cosa que a mí me encantaba pero que mi mujer tampoco hacía. Tenía todo su cuerpo cuidado al detalle, desde el peinado hasta los pies. Era perfecta. No paré de apretar sus impresionantes piernas, bien esbeltas y talladas en un gimnasio, pero sin ser exageradas. Nos comimos a gusto, me tocó con sus maravillosos pies, hicimos 69...Me rogó por favor que se la metiera por su culito, lo cual yo acepté encantado. Pero no sin antes de darle unos cuantos lametazos... Estaba delicioso. Y cuando follábamos ella metía su dedo en mi culito, lo que me ponía a mí a mil revoluciones por segundo...Fue una tarde para enmarcar, pero por desgracia se acabó y yo fui de regreso a mi casa y a la realidad.
04-04-2021, at 01:59 AM
Alýntý
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