El primo de Víctor en casa

El primo de Víctor en casaAquella primavera, mi adorado esposo me comentó que un primo suyo venía del interior a Buenos Aires, para quedarse al menos una semana entera. Por supuesto, él lo había invitado a quedarse con nosotros, ya que nuestra casa en Villa Urquiza era bastante espaciosa.Estuve de acuerdo y lo acepté, a pesar de que la presencia de este hombre interrumpiría un poco la intimidad con mi marido?Unos días después finalmente apareció el primo Ramiro, a quien yo nunca había conocido.Víctor fue a buscarlo al aeropuerto. Ramiro era un tipo muy elegante y pintón; además muy, muy atento y amable.Los primeros dos días fueron normales, ya que por las noches salimos a cenar afuera y a tomar unas copas los tres juntos. Pero al tercer día, a mi esposo le surgió un viaje de emergencia totalmente imprevisto y tuvo que hacer las valijas a las apuradas. Se disculpó con Ramiro por tener que dejarlo un poco abandonado; pero su primo amablemente dijo que se arreglaría bien a solas conmigo. En ese momento no entendí el doble sentido de esa expresión?El mismo día de la partida de Víctor, yo fui a visitar a una amiga y le dejé las llaves de casa a Ramiro; por si nos desencontrábamos en algún momento. Regresé cerca de la medianoche y entré a mi casa haciendo poco ruido.La puerta de la habitación de huéspedes estaba entreabierta y al pasar cerca pude ver que Ramiro estaba recostado en la cama. El primo estaba con los ojos cerrados y con las sábanas cubriendo su cuerpo hasta la cintura. Como yacía de costado, pude imaginar que estaba desnudo; pues se apreciaba un gran bulto entre sus piernas?Seguí de largo a mi habitación; pero al desnudarme me sorprendí a mí misma, al encontrar mi breve tanga un poco humedecida. No podía creer que me encontraba tan excitada.Me costó conciliar el sueño; ya que en mi mente volvía a ver el cuerpo apenas tapado de Ramiro; su gran bulto hinchando las sábanas. A la mañana siguiente me despertó el ruido de la ducha en el baño; ya que Ramiro se había levantado antes que yo. Fui a la cocina a preparar el desayuno y, acostumbrada a estar sola, me puse una camiseta de algodón que apenas me cubría la cola. Al pasar frente al baño, que estaba con la puerta abierta, no pude evitar detenerme a mirar el cuerpo desnudo de Ramiro bajo la ducha; en medio del vapor. Estaba con los ojos cerrados y por eso no podía verme ahí de pie en el vano de la puerta.Me detuve observando su verga. Era una cosa enorme, a pesar de que estaba en reposo. Se me hizo agua la boca de contemplar esa belleza de pija. Después Ramiro giró y pude ver su trasero, con unas firmes y perfectas nalgas, que eran algo hermoso?Mi retorcida mente divagó por un momento, imaginando esa verga erecta y firme, más aún cuando comenzó a enjabonarla; ya que entonces lo tocaba y lo movía de un lado a otro.Me escapé de esa escena rápidamente; pensando que Ramiro podría descubrir que estaba espiando su cuerpo desnudo. Me dirigí a la cocina y preparé el desayuno, volvía a mi dormitorio y esperé a que el primo de mi esposo terminara para ocupar yo la ducha. Esta vez cerré bien la puerta; no quería ser yo el objeto de miradas indiscretas?Al terminar de ducharme decidí usar un vestido de verano bien breve y liviano; ya que en esos días estaba comenzando el calor. Luego me senté a conversar con Ramiro. Traté de que él no notara que yo lo había visto en la ducha. Por su parte, cada vez que me levantaba por algún motivo, podía sentir su mirada en mi cola y mis piernas?Esa sensación de verme deseada por ese hombre, me provocó una cierta humedad en la concha debido al grado de excitación; una situación inevitable que trajo consigo la erección involuntaria de mis pezones, haciéndolos sobresalir y marcarse notoriamente en mi vestido de tela tan liviana.Por supuesto Ramiro no tardó en notar ese detalle y, en varias oportunidades, lo sorprendía mirándomelos directamente; sin sonrojarse...Almorzamos juntos y luego él salió. Yo me quedé en casa. Me había avisado que regresaría tarde; así que aproveché para limpiar, lavar ropa y poner la casa en orden. Al anochecer cené algo liviano y, como estaba bastante cansada, decidí irme a la cama temprano a leer un poco.No me pude concentrar en la lectura; ya que mi mente seguía divagando con el recuerdo de esa gruesa verga bajo la ducha?Entonces una idea loca se me cruzó por mi cabeza enfebrecida.Comencé a pensar cómo sería Ramiro en la cama. Ese pensamiento provocó una intensa excitación involuntaria en mi cuerpo, que me llevó a que comenzara a acariciarme los labios vaginales por encima de mi tanga de algodón, hasta dejarla empapada.Finalmente me la quité y hundí con más comodidad un par de dedos bien profundo en mi concha y me masturbé hasta manchar las sábanas con mis fluidos. Cuando me calmé un poco; se me ocurrió otra idea muy traviesa. Me puse otra tanga limpia, mucho más pequeña que la anterior y cambié mi camisón por una camiseta negra transparente, que se me pegaba al cuerpo y dejaba traslucir mis areolas oscuras y mis pezones duros?Al oír que Ramiro llegaba, dejé la puerta del dormitorio abierta, con una luz muy tenue y me recosté tapándome apenas con las sábanas, dejando al aire parte de mi labia depilada. Cerré mis ojos como si estuviera realmente descansando y esperé el resultado?Pude oír claramente sus pasos mientras iba a su habitación; pero se detuvo repentinamente frente a mi puerta abierta; como era de esperarse. El silencio duró unos largos minutos y luego continuó viaje a su dormitorio? Por un momento pensé que Ramiro sólo había limitado a observarme; pero un par de minutos más tarde, volví a oír sus pasos en el pasillo. Pero esta vez no era el taconeo de sus zapatos?Decidí seguir con mis ojos cerrados y supe que él entraba a mi habitación.Ramiro se sentó muy suavemente en mi cama y apoyó su mano sobre mi pantorrilla. Pronto sentí que sus dedos se deslizaban hasta llegar a mis muslos. Y luego continuó hasta mi pubis. Mi corazón comenzó a acelerarse y sentí una tremenda humedad entre mis labios vaginales. Mis pezones de repente se endurecieron?Sus dedos siguieron recorriendo el triángulo de mi labia bien depilada por sobre mi tanga.La corrió a un lado y sus dedos comenzaron a deslizarse por mis labios vaginales; que a esa altura, ya estaban empapados?Seguramente se percató de la erección de mis pezones, ya que suavemente los tocó con su otra mano, y luego procedió a levantar mi camiseta transparente hasta dejar mis tetas al aire. Yo seguía con mis ojos cerrados.De pronto, sus manos tomaron mi tanga y la deslizaron hacia abajo. Yo no opuse resistencia?Sentí una ráfaga de aire fresco rozando mis labios vaginales ahora expuestos.Ramiro volvió a ubicar sus dedos sobre mi pubis depilado, pero esta vez rozó directamente mis labios vaginales. . Los abrió muy delicadamente y comenzó a introducir uno de sus dedos, primero fue despacio, pero de a poco fue terminó por meterlo entero. Eso me volvía loca, ya me costaba trabajo disimular mi excitación, más aún cuando lo comenzó a moverlo en mi interior.Me animé a abrir mis ojos y entonces comprobé que Ramiro estaba allí sentado a mi lado, completamente desnudo. Su verga ahora estaba totalmente endurecida sobre sus muslos. Estiré mi mano y rodeé con mis dedos esa maravillosa pija erecta. Ramiro lanzó un quejido y me miró fijamente a los ojos. Le sonreí, diciéndole que yo también estaba muy caliente.Comencé a hacerle una paja, mientras él continuaba metiendo y sacando sus dedos de mi hambrienta concha. Finalmente me incorporé y me puse a lamer la cabeza de esa pija y, muy suavemente, lo introduje en mi boca para chupárselo con casi desesperación.Muy pronto Ramiro ya no aguantó más y me abrió mis piernas; colocando la punta de su enorme verga entre mis labios vaginales. Comenzó a provocarme, rozando de arriba abajo mi labia?Me miró a los ojos y dejó su pija quieta; me tomó por las caderas con ambas manos y de un solo tirón, me la metió muy profundamente. Los dos gemimos a la vez; sentí su verga dura y venosa en el fondo de mi concha.Ramiro suspiró y comenzó a moverse con energía: nuestros cuerpos comenzaban a sudar.Luego de unos minutos de bombearme con bastante dureza, se salió de mi cuerpo y me hizo girar boca abajo. Me levantó por las caderas y volvió a penetrarme desde atrás. Casi enseguida me hizo acabar; su brutalidad me provocó un intenso orgasmo, muy gritado?Le pedí que me dejara montarlo, para manejar la penetración yo misma y lograr que fuera bien profunda. Ramiro accedió y enseguida su verga llenó mi vagina hasta el fondo.En pocos minutos de moverme sobre él, acabé nuevamente. En el mismo instante sentí otro calor diferente en mi interior y Ramiro gimió, indicando que él también se había derramado en mi concha.Caí desplomada sobre su ancho pecho y así nos quedamos descansando por un largo rato.Estaba tan rendida de cansancio que no noté cuándo mi amante se levantó para regresar a su habitación. Eso fue una suerte?A la mañana siguiente Víctor apareció de improviso; su viaje se había acortado mucho más de lo previsto y mi adorado esposo se veía feliz de poder estar en casa, para atender a su invitado?Lo que nunca supo, fue lo bien que su invitado me había atendido a mí en su ausencia?