La Jefa. Parte 3

La Jefa. Parte 3Pasado un tiempo así estaban las cosas.Mi Jefa me tenía cogido por los testículos. El trabajo y la vida cotidiana seguían siendo terreno neutral, pero sólo para disimular, porque en muchas ocasiones se le antojaba ordenarme que fuera con las bragas y las medias bajo los pantalones y con un plug metido por detrás a trabajar. Ella me daba una bolsa en el trabajo y yo tenía que ponerme lo que hubiera dentro en el el baño. Después tenía que demostrarle de alguna manera que estaba haciendo lo que me decía.En algunas ocasiones, el terreno no era nada favorable para que yo pudiera demostrarle que hacía lo que me había dicho, entonces se enojaba y cuando me llevaba a su casa me castigaba dándome duramente por el culo. Le excitaba enormemente ver como sufría y siempre encontraba una razón, aunque no la hubiera para castigarme. Incluso cuando no la encontraba, el hecho de que yo le replicara que me había portado bien era suficiente para darme el castigo. Estaba claro que era una simple excusa. Ella lo que quería era follarme porque se corría como una loca viendo como sus pollas de goma se colaban por mi agujerito.Cuando nos citábamos en su casa, siempre llegábamos en su coche. Ella tenía muchas veces preparado lo que quería que me pusiera en una bolsa en el maletero. Una vez dentro del coche me daba la bolsa y yo me tenía que ir cambiando por el camino. Así entraba en la casa ya echa una zorrita. No quería que entraran hombres en su casa nada más que su marido. A veces se le antojaba llamar a una amiga suya y entre las dos se encargaban de darme lo que ellas decían, mi merecido, porque hiciera lo que hiciera yo siempre era una mala pécora y una zorra que había que castigar. Siempre tenía la culpa de todo lo que pasaba cuando algo no salía bien. Y si todo iba bien también acababan follándome.Todo lo que en un principio parecía un romance idílico de dos personas casadas que satisfacían sus necesidades fuera del matrimonio había desaparecido. La Jefa había tramado la situación con astucia y yo, su perrita había caído en sus garras y tenía que satisfacer sus necesidades, mientras que las mías tenía que satisfacerlas yo sola. Pero claro, como todo este asunto a mí, no sé por qué, me tenía enganchado como si de una droga se tratase, pues también tenía mis necesidades satisfechas. Ella lo tenía todo controlado y estudiado al detalle. Sabía que yo no podría resistirme ante su poderío femenino y después, cuando ya estuviera en el bote, se aprovecharía de la situación. Hasta tal punto llegaba el dominio de su situación que consiguió, por medio de artimañas en el trabajo que yo tuviera que quedarme una tarde a la semana. Tarde, que posteriormente se convirtió en su tarde, la tarde de la Jefa. Yo hacía como que estaba en el trabajo para que mi mujer no sospechara y ella me llevaba a su casa para vestirme de nena y someterme a sus caprichos. Había días que no tenía ganas de follarme y entonces me ordenaba que le limpiara la casa o le ordenara su ropa y esa tarde yo sólo estaba en su casa como su sirvienta mientras ella tomaba café con las amigas por ejemplo.A mí me encantaba ordenar su ropa, sobre todo la lencería, me ponía muy muy dura. Alguna que otra vez, cuando yo sabía que ella estaría largo tiempo distraída con sus amigas me atrevía a ponerme algunas bragas suyas o incluso medias o faldas. Me ponía muy cachonda y me masturbaba. Pero un día, cuando estaba justo haciendo los menesteres con unas medias suyas puestas y con unas bragas, subió y sin yo darme cuenta me observó y me dejó que terminara las tareas hasta que me cambiara y guardara sus medias y sus bragas.Entonces, de sorpresa, apareció en la escena y me dijo:- Ven aquí zorra. ¿Qué has hecho?- Pues he ordenado su ropita, he limpiado el polvo y el suelo y está todo como a usted le gusta, Señora - contesté yo.- No me mientas puta. ¿Qué has hecho?Yo no sabía que ella me había estado observando así que repetí mi respuestaSe enojó enormemente y me dijo:- Además de puta, eres una mentirosa. Te has puesto mis bragas nuevas y las medias también. Te he visto.Exactamente me dijo cuales eran las bragas y las medias que me había puesto de entre todas las que había de su amplia colección.Yo no pude negarle nada, porque además, fuera o no fuera verdad, empeoraría la situaciónLa noté muy muy enojada, sus ojos echaban fuego, pero esa tarde ya había terminado y yo me tenía que ir.- Vete puta. O vas a llegar tarde a tu casa - me dijo con desprecio - pero vete preparando porque esta vez la has hecho buena.Me fui y estuve toda la semana muerta de miedo sabiendo que a la semana siguiente, el día de la Jefa iba a ser muy duro...Continuará....